AFIBROMA
 

(ASOC. DE FIBROMIALGIA Y SÍNDR. DE FATIGA CRÓNICA “NO SOMOS INVISIBLES” MÁLAGA)

     
     EXPERIENCIA DE UN

               AÑO DE LA

     ACTIVIDAD DE YOGA

        EN FIBROMIALGIA

Al principio comenzaron con recelo, sin saber bien que era ese nuevo taller de Yoga que se había introducido en Septiembre de 2012 entre las terapias que Afibroma, la Asociación de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica “No somos Invisibles” de Málaga, ofrecía a todos sus socios/as.
 

Recuerdo las primeras clases con un grupo de 15 personas, todas con patologías diferentes, lumbalgias, cervicalgias, hipertensas, dolor generalizado, personas atravesando procesos de duelo, o inmersas en prolongados tratamientos médicos.
 

La primera sesión les gustó. “Qué bien me ha sentado la clase” era la frase repetida por la mayoría de los asistentes, casi todas mujeres. A la semana siguiente repitieron incluso se iniciaron en la sesión algunas socias/os más, y desde ahí ya se “encariñaron” con la práctica.
 

Y es que el yoga bien practicado, basado en un equilibrio entre acción y relajación, con un estado alto de atención y consciencia, hace que la experiencia sea agradable y satisfactoria por lo que produce disfrute. Las personas que lo practicamos nos sentimos bien.

 

Fisiológicamente, durante el movimiento, la práctica de ásanas, las posturas de yoga, hace que el sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) segregue endorfinas, sustancias que actúan como analgésicos endógenos reduciendo la percepción del dolor y produciendo bienestar a nivel físico y a nivel mental, dando la oportunidad a la mente de “descansar” de un continuo fluir de pensamientos.
 

Estirar y contraer la musculatura, abrir, cerrar, girar articulaciones, trabajar con el equilibrio, invertir la posición. Plegarse, expandirse, doblarse, recogerse, respirar ampliamente, soltarse..., tonifica y relaja el cuerpo, por lo que hace de la práctica de yoga una actividad sedante, calmante y equilibrante de los estados físico-psíquico-emocionales alterados.
 

Las personas con fibromialgia experimentan dolor real en numerosos puntos de su cuerpo, llamados puntos hipersensibles o puntos dolorosos, pero la experiencia con este grupo de socios/as de Afibroma, desde el comienzo de los talleres, hace ya más de un año es que poco a poco , a través de la práctica semanal continua, van sintiendo menos dolor óseo y muscular, menos rigidez, menos fatiga, más flexibilidad, más agilidad, más movilidad articular, mejor expresión facial, mejor ánimo, y consiguientemente mayor bienestar en general y con ello su fidelidad cada miércoles a su sadhana (sesión) de yoga.
 

De ahí que el recorrido de los talleres de Yoga en Afibroma desde aquel septiembre de 2012 sea fructífero en todos los sentidos: por el acogimiento que la asociación hace a cada persona que se acerca a interesarse por iniciar la práctica, por la apertura del grupo de Yoga en compartir sus experiencias, por el compromiso que cada alumno adquiere consigo mismo y por el aumento del número de personas que cada semana asisten a su sesión de yoga, ya somos 44 en el grupo.
 

Y mirándolo con mis ojos de enfermera puedo apreciar en casi todos/as la evolución que van haciendo, veo como el yoga amortigua su enfermedad, como les ayuda a aliviar contracturas musculares, como aprenden a liberar tensión a través de la relajación del diafragma, como viven de forma menos traumática situaciones difíciles inesperadas afrontándolas positivamente como retos y no como problemas , la flexibilidad que van adquiriendo con cada postura, el sosiego, calma y concentración con el que trabajan en clase, el estado de interiorización que poco a poco van adquiriendo, la perfección conseguida en cada ásana, la calidad que han adquirido en su práctica, la mejora en su estado de abandono del cuerpo del dolor a identificarse más con la pasajera experiencia vivida.
 

Porque como enfermera, mis cuidados se basan en ayudar a sanar heridas físicas, pero también emocionales, atender a la persona de forma holística en su cuerpo, mente, y espíritu. Cuidar, además, es compatir y enfermería y Yoga en este sentido unen camino y experiencia, promueve el autocuidado para el bienestar personal, previene y cuida la enfermedad física y previene y sana la mental.
 

Observar el cuerpo en el movimiento y en la quietud, observar las emociones y sensaciones que genera cada ásana , atender al momento presente, sentirse, prestar atención a la respiración y a su modificación según la postura, aceptarse, ser paciente con uno mismo, no competir, ni con el compañero ni siquiera con uno mismo, no ir más allá de donde se pueda en cada posición, ampliar poco a poco la consciencia…. son claves para salir reconfortados , descansados y energetizados de una sesión de yoga.
 

Agradecer a la Asociación de Afibroma el ofrecer mis conocimientos de yoga de forma desinteresada y poderlos compartir con este admirable y extraordinario grupo de personas interesadas por el bienestar integral de cuerpo y mente y que el yoga favorece en gran medida por su intrínseca característica de llegar a lo más íntimo y profundo del ser humano, su conexión con él mismo, con la esencia de lo que realmente somos, la conexión con el SER.

                                                                                                          Seve Mármol López
                                                                                 Enfermera e Instructora de Yoga y Meditación

                                                                     

                                       MARZO 2014