Muchas personas en la sociedad actual sufren de dolor. Gota, artritis, reuma, fibromialgia y tendinitis son algunas de las enfermedades más comunes que hoy en día ya no sólo padecen las personas mayores pero cada vez más también se diagnostican en personas jóvenes.
 

El dolor es solamente un síntoma, una señal que da el cuerpo para advertirnos de que algo no anda bien. Por lo tanto es importante no reprimir esos síntomas con fármacos sino buscar la verdadera causa del problema analizando bien nuestro entorno y lo que ponemos en y dentro de nuestro cuerpo.

Para todas aquellas personas que viven con dolor de articulaciones o músculos, aquí van unos consejos naturales para encontrarle alivio.
 

1. Reducir el consumo de cafeína
 

Expertos han relacionado la fibromialgia con un desequilibrio de sustancias químicas en el cerebro que controlan el estado de ánimo. A menudo este desequilibrio también causa falta de sueño y fatiga crónica.

Pacientes con fibromialgia pueden tratar de combatir la fatiga con estimulantes como la cafeína (tomando bebidas como café, Coca Cola o Red Bull, entre otros), pero estos estimulantes pueden terminar haciendo más daño que bien.

La cafeína causa un subidón de energía temporal. Sin embargo, a lo largo puede agotar las reservas de las glándulas suprarrenales (que producen entre otras hormonas, la adrenalina y noradrenalina).

Opta por infusiones de hierbas o incluso té verde y té blanco (estos últimos dos son muy bajos en cafeína) que son una buena alternativa al café.
 

2. Evitar el consumo de solanáceas
 

Son un tipo de hortalizas que se conoce con el nombre ingles de "nightshades" (sombras de la noche), ya que estas plantas crecen durante la noche.

Las solanáceas agrupan unos 92 géneros con más de 2000 especies, entre las que se encuentran muchas plantas estimulantes, venenosas y medicinales, como el tabaco, el beleño negro, la madragora y la belladona y algunos de los alimentos mas usados en la cocina como son los tomates, berenjenas, pimientos, patatas, etc.
 

Las solanáceas contienen alcaloides, sustancias estimulantes, alucinógenas, que ha veces se utilizan para elaborar medicamentos. Otros alcaloides son la cafeína, la teofilina, la teobromina, la teína, el opio, la morfina, la heroína, la nicotina, etc.

En las solanáceas alimenticias, un tipo de alcaloide, la solanina, se encuentra en muy pequeñas cantidades, pero es muy estable, y no se destruye ni con la cocción, ni con la digestión, por lo que se almacena en el cuerpo.

Allí puede ocasionar ciertos trastornos, como por ejemplo la calcificación de los tejidos blandos (articulaciones, arterias, riñones, pulmones, etc.); interviniendo así en mayor o menor grado en enfermedades como la artritis, artritis reumatoide, arteriosclerosis, la insuficiencia coronaria, la esclerosis cerebral, los cálculos renales, la bronquitis crónica, la osteoporosis, la hipertensión, etc.

Personas que padecen estas enfermedades deberían de evitar al máximo el consumo de estos alimentos.
 

3. Aumenta el consumo de alimentos que contienen ácidos grasos Omega 3
 

Los ácidos grasos esenciales del tipo Omega-3, que se encuentran en alimentos como el salmón y una variedad de peces, pero también en las semillas de lino y de chía, se han promocionado como un nutriente saludable para el corazón, pero pueden ayudar con el dolor también.

Los ácidos grasos pueden reducir la inflamación y ayudar a mejorar la función cerebral. Los resultados de una encuesta de 2006 entre pacientes con artritis que usaron un suplemento de aceite de pescado a diario revelaron una reducción de los síntomas de dolor en un 60 por ciento de los casos.

Si en lugar de consumir los alimentos enteros optas por suplementar con pastillas de aceite de pescado has de tener en cuenta que la calidad del aceite es fundamental, porque los aceites de pescado de baja calidad suelen contener toxinas o trazas de metales pesados como el metilmercurio.

 

4. Reduce o evita el consumo de lácteos
 

Sensibilidad o intolerancia a la Lactosa (el azúcar de la lecha) afecta a cerca del 70 por ciento de los adultos en todo el mundo. Como resultado, estas personas no digieren bien los productos lácteos, que provoca un estado inflamatorio en el cuerpo.

En un estudio realizado en 1998, investigadores examinaron las muestras de sangre tomadas de 40 pacientes con fibromialgia para ver si había alguna reacción a las sustancias que se encuentran en diversos alimentos. La sangre del 25 por ciento de los pacientes demostró una respuesta inmunitaria a los productos lácteos.
 

5. Evita los alimentos que contienen aditivos artificiales
 

Los aditivos alimentarios son sustancias químicas sintéticas – hechas en laboratorios – y que no se encuentran en la naturaleza.

Son sustancias que no son aptos para ser consumidos por humanos ni animales.

Uno de los más comunes, glutamato monosódico (GMS), a menudo crea problemas para los que viven en el dolor. El GMS es un potenciador del sabor de sodio (sal) y combina bien con carnes, mariscos, pescados y verduras; por lo que se suele añadir a sopas, guisos y salsas de base de carne o pescado y todo tipo de alimentos envasados, para reducir el tiempo de cocción y preparación de las comidas.

​​En el cuerpo esta sustancia puede estimular los receptores del dolor. Un estudio en animales de 2007 en la revista Pain indica que el aumento de Glutamato en los músculos puede contribuir a la sensibilidad al dolor.

Para todos los aditivos químicos cuenta que si de la lista de ingredientes de un producto, no puedes pronunciar o no reconoces alguno de ellos, aléjate del producto…
 

6. Evita la comida basura
 

La Americana Asociación Nacional de Investigaciones sobre la Fibromialgia recomienda limitar o eliminar el azúcar refinado, la cafeína, los alimentos fritos y los alimentos altamente procesados ​​de la dieta – es decir, la comida rápida, los dulces y productos de máquinas expendedoras.

Además de contribuir al aumento de peso, estos alimentos pueden irritar los músculos, interrumpir el sueño y agotar el sistema inmune. Busca la ayuda de un profesional de la salud o un nutricionista si tienes dificultades para dejar de consumir estos alimentos.
 

7. Averigua si tienes sensibilidad o alergias alimentarias
 

Uno de los primeros pasos en el tratamiento de dolor crónico es la prueba de sensibilidades o alergias a los alimentos. Un simple análisis de sangre puede ayudar a determinar si tienes una reacción de dolor producido por algún tipo de alimento.

Dejar de consumir los alimentos que te producen alergia o sensibilidad con una reacción de dolor además puede servir para mejorar la digestión, la piel, el peso y el estado de ánimo en general.



Fuente: nuevavidanatural